DERROTA TOTAL O LARGA GUERRA SIN ESPERANZA

© Fernando Garrido, 12, XII, 2022

Ninguna de las dos opciones planteadas en el titulo deberían de ser una opción para la España constitucional, sin embargo, parecen anunciarse como futuro inmediato si la oposición no es capaz de cerrar filas de una vez.

La alianza irreversible del socialismo con las fuerzas separatistas, delincuenciales, terroristas, republicanas y apátridas es un hecho que conduce irremediablemente al desmantelamiento del Estado tal y como lo conocemos. Aunque creamos que esto que ahora sucede son cosas de esta presente y traumática legislatura, no está de más señalar cómo hemos llegado a este gravísimo y quizás definitivo punto de inflexión, para darnos cuenta de que el proceso del golpe constitucional comenzó en Madrid un once de marzo del año 2004.

Así fue.

Una trama terrorista en la que, según investigadores fiables, estaban involucrados la organización asesina vasca, servicios secretos de Marruecos, ciertos grupos de la policía y el CNI español con el conocimiento de alguna facción del psoe que, en connivencia, facilitaron el mayor atentado contra España que se pueda recordar desde la Guerra Civil.

Cada cual de los agentes implicados alcanzó satisfacción a su propósito. En realidad, más que de un acto terrorista, se puede hablar de una acción de guerra por la naturaleza de los aliados implicados en la misma y el propósito de la operación.

Más allá del golpe electoral, perfectamente diseñado para poner al frente del Estado, contra todo pronóstico, a un presidente socialista, el propósito no era otro que el inicio de una guerra civil -fría si se quiere- de todas las fuerzas que perdieron la contienda en el 39, ahora contra la España constitucionalista del 78.

Si no se entiende esto no seremos capaces de hacer frente al bando atacante que, desenmascarado y de forma acelerada, está alcanzando sus últimos objetivos, mientras la oposición tradicional se encuentra en franca retirada desde hace ya prácticamente dos décadas, cuando se inició la era RAJOY lamentablemente aún en vigor.

Esos objetivos son, por orden: eliminación de toda resistencia política, intelectual, informativa y judicial, derogación del sistema constitucional, derribo de la Corona, y al final la independencia de aquellos territorios que lo deseen y, por tanto, de todos los demás y cada uno de ellos, quieran o no quieran, para bajo un régimen socialista reconstituirse en una federación de pequeñas naciones vampirizadas desde Cataluña y Vascongadas por un gobierno republicano interterritorial y sin estado.

Un disparate cuyos autores no saben siquiera como articular y que, de darse, será un conjunto fallido de estados, que no lo serán, bajo un orden de desorden y enfrentamiento multidireccional, permanente e irreconciliable.

¿Alguien comprende esto?

Sí, aquellos que encuentran la satisfacción a sus dispares deseos sin importarles el día después si esa realización supone el instalarse en un poder que imaginan absoluto y permanente.

Para ello vienen desplegando, desde hace al menos un siglo, todo esfuerzo y estrategia que finalmente ahora les permite confluir, en esta década ominosa, en la gran oportunidad que vieron los siglos.

Como decía, la oposición ha sido prácticamente derrotada porque la interiorizó y la asumió voluntariamente desde aquel infausto once de marzo.

De aquella letárgica derrota surgió Vox como el maquis resistente.

Una resistencia que ha ido creciendo en número, pero no en efectiva capacidad ofensiva, neutralizada por varios factores. Primeramente el fuego amigo y después la cancelación política, mediática y delictiva organizada desde el Estado Español constituido en aporético arbitro al servicio de las organizaciones anticonstitucionales, es decir, salvo el tibio PP y el desahuciado C´s, todo el espectro político que no es Vox.

Sinceramente creo que vamos a una derrota total, casi inmediata, o a una larga guerra sin esperanza.

Por eso es urgente conformar un frente nacional con garantías de triunfar contra el crimen originado en el gobierno y organizado desde el Estado.

Todo pasa por que FEIJÓ se vuelva a Galicia para plantear la resistencia en esa región, CUCA a la Rioja, PONS a Valencia, ARRIMADAS a Cataluña, y todos los demás a hacer lo propio, cada cual en su región.

Sólo ABASCAL y AYUSO, y quizás también un resucitado RIVERA, tienen predicamento y capacidad para liderar una alianza nacional y constituirse en un único estado mayor de la defensa contra el golpe, hoy inequívoco e inmediato.

¡Háganlo ya, por favor!