NEBRODES
© Fernando Garrido, 27, IX, 2023
“Nebrodes paulatinamente convirtió su gobierno en una tiranía, y viendo que la única forma de quitar a los hombres el temor a Dios era el de atarlos cada vez más a su propia dominación, convenció al pueblo de que si Dios se proponía ahogar al mundo de nuevo, él haría construir una torre tan alta que las aguas jamás las alcanzarían. La multitud estuvo dispuesta a seguir los dictados del tirano, y levantaron la torre que provocó, en cambio, la confusión entre ellos haciéndoles hablar en distintas lenguas para que no se entendieran.”
Este es, resumido, el relato que el historiador romano Flabio Josefo ofrece en sus “Antiguedades Judías”, escrito en el siglo primero de nuestra era. En él, Josefo se hace eco de un conocido pasaje del Génesis que, más allá de su posible realidad, siempre ha funcionado a modo de exempla acerca de lo peligrosa que puede llegar a ser la falsedad y la soberbia.
Lo cierto es que la historia es cíclica como el clima. Si este último en su devenir destruye o favorece especies -incluida alguna estirpe de sapiens-, el discurrir político causa al humano no menos destrucción o felicidad sobre sí mismo. La diferencia estriba en que poco sabemos y menos podemos hacer con las fuerzas que someten a nuestro planeta a cambios imprevisibles, pero, sin embargo, la política sí depende casi exclusivamente del único ser histórico que habita la galaxia.
He ahí Nebrodes, ensoberbecido tirano que, como SNCHZ, a fin de conservar y aumentar su poder confunde al pueblo implicándolo en proyectos que separan a los hombres de su previa hermandad.
Así, SNCHZ en su deriva dictatorial ha convertido el parlamento en una Babel donde, apelando a la salvación en el diálogo y la concordia, hace contrariamente imposible el entendimiento. Porque además de la adrede confusión lingüística, todavía peor, los presupuestos éticos y morales han sido pervertidos de tal forma que nadie ya entienda nada.
Ayer, en las Cortes, se escucharon discursos que ya no sólo articulan a duras penas la lengua otrora común, ni aquellas excluyentes, sino que conceptúan a España y la Constitución como si fuese un barro de amasar a capricho.
Me alarmó significativamente cómo una chica demasiado pálida con vestido rojo de convidada a nupcias de poco pelo, balbuceando español confundía el espíritu de la Carta Magna, democrática y liberal con sus delirios marxistas, tal que fuese blandiblú o moco multicolor acomodable a voluntad de los sumandos sanchistas, agrupados todos en la destrucción final del estado nacional y de derecho.
Para ese bloque de Babel plurilingüe, plurinacional y multidelincuencial, instrumentalmente creado por Nebrodes SNCHZ, ya no se entiende la Constitución como una –sino varias-, ni como el marco dado de convivencia óptimo y atemporal, a partir del cual se destilan las normas según la ética que de ese pacto social del setenta y ocho se desprenden. Fuera de él, sólo es posible la confusión y dictadura autocrática o partidocrática. Nada más.