¡QUE LE VOTE PICHOTE!
© Fernando Garrido, 19, V, 2023
En el habla popular “Pichote” es uno de nuestros tontos antonomásticos, compartiendo podio con “Abundio” y algún castizo natural de la onubense localidad de Lepe.
En general, se lanza aquello de “eres más tonto que Pichote” sin saber por qué, ni quién fue ni si existió de veras un tipo semejante. Tampoco si el sobrenombre se refiere al calibre de alguna de sus piezas orgánicas o es producto de una corrupción lingüística para caricaturizar la condición de macho superlativo o machote.
Pues no, nada de eso.
El tal “Pichote” fue un individuo italoamericano llamado Gennaro “Il picciotto”, cuyo apodo se ha castellanizado como “Pichote”. Este fulano fue muy tonto, sí, pero gánster también que la espichó –nunca mejor dicho- precisamente afectado de estulticia en la Chicago de los años veinte del pasado siglo.
Por nuestra parte también en Toledo tenemos una particular manera de ser o llamarse tonto. Se trata del “bolo” o “boloblás”, que viene a ser un tonto autóctono leve o en tono menor, o sea, despistado, confiado, cándido e inocente.
Este “bolo” toledano procede al parecer de “bolonio”, termino que se aplicaba a aquellos clérigos que regresaban de la italiana cuidad de Bolonia tras haber estudiado allí teología, siendo muy doctos en asuntos de Dios, pero poco advertidos en las artes picarescas que en Toledo de común se practicaban, en cuyos embrollos caían aquellos benditos con enorme facilidad.
Es posible además que el vocablo “boludo”, usado por argentinos y dominicanos, proceda del habla toledana exportado allá por los héroes protagonistas del nigro legendarismo hispanoamericano.
Sea como fuere, en Toledo y Castilla La Mancha encendidas las brasas electorales, ese Emiliano al que algunos llaman el Barón Brandy, quiere tomarnos por “bolos” a tuti cuanti, disimulando cual trilero la pomada que gustoso ha de untarse cada luna en mejor no imaginar qué parte.
El caso es que al Baroncito se le vienen complicando las cosas hace ya tiempo, cada vez que los suyos votan en Madrid atrocidades junto a carniceros batasunos, golpistas recurrentes, delincuentes exonerados y dementes bolivarianas.
Desde entonces su discurso no ha sido otro que tratar de disimular su inquebrantable pertenecía a los suyos, en vista del rechazo de buena parte de su electorado. Esto no es nuevo: el uso y abuso de gel etílico y vaselina cada vez tiene que tragar los sablazos de SNCHZ.
A pesar de ello, a Emiliano, al que otros llaman Tito Page, le crecen sus iguales y, aunque mareado vaya haciendo gangosos chascarrillos de taberna a propósito del sexo de sus hijos o del nombre de algún adversario político, a Emiliano García-Page Sánchez su último patronímico lo delata y su praenomen lo define.
Porque en buen castellano “paje” es un siervo que acompaña a su señor en todo lo que precise. Y este avezado pajecillo emilianense haciendo glosas graves o jocosas -según ocasión- rinde pleitesía de ser-vil estirpe a SNCHZ su señor, el gran felón y vasallo del diablo.
Si a SNCHZ por donde va, el pueblo decente le dice “que te vote Chapote”, a este lacayuelo suyo se le ha de decir eso mismo y añadir después “que te vote Pichote”, el gánster más tonto de la historia, aquel que fuera puerilmente engañado por Al Capone para que acudiese confiado al lugar donde le tendían la trampa para asesinarlo.
En breve habrá ocasión de demostrar los de aquí no ser bolonios ni picciottos, burlando en las urnas los engaños del taimado baroncito, que ahora abraza el discurso de VOX como salvífica farola a que agarrarse beodo, para obtener el favor de incautos y continuar el sistémico expolio de Castilla la Mancha, región secuestrada, empobrecida y desnaturalizada con medio siglo de retraso a manos suyas y de su banda. Una anomalía democrática desde su insólita creación, siempre bajo el régimen de los capone socialistas. Esa es la realidad.
Y otro sí: un socialista nunca pone reparos en mentir.
Por eso mismo ¡Que los vote Pichote!