TOLEDO, DESEO, MENTIRAS Y SÁNCHEZ

H. Steppenwolf

24. IV, 2023

A nadie con mediano olfato se le despista que la Madonna del cencerro bebe los vientos por SNCHZ.

Sin ir más lejos alguien de su partido me comentaba que en un acto celebrado hace tiempo en Toledo, sintió bochorno porque a la alcaldesa sólo le faltó sacarse la ropa íntima para ofrecérsela al deseado líder como una de esas fanáticas histéricas, orgasmando de emoción ante una estrella rock.

Mi conocido, aunque socialista, sin duda es un redomado machista, no sólo por hacerme ese cometario llevado de un ataque de sinceridad sino, peor aún, por pensarlo e interpretar la realidad de ese modo.

Pues estar despierto y afirmar lo que el ojo ve y el oído oye y el entendimiento confirma se contempla como delito en las leyes que nos ha traído la presente legislatura contra los sentidos y el ser humano, sobre todo el varón, cuya naturaleza masculina ha sido prejuiciosamente condenada por la cienciologia de la cancelación.

La norma prescrita es permanecer en un estado de ensoñación surrealista inducido, en el cual usted no ha de creer aquello que sus ojos ven, sino lo que el gremio de fabricantes de relatos le imponen que vea.

En caso contrario será usted un peligroso “negacionista”, muletilla empleada por SNCHZ cada día para insultar a los ciudadanos de bien que aún usan de la razón y practican el libre pensamiento.

Así las cosas, para el individuo SNCHZ, mayor mentiroso habido en la historia de este país y que más ha usado la negación en todas sus formulaciones para hacer después lo contrario, la impropia categoría “negacionista” ha venido a ocupar el hueco del terrorismo, la sedición o el golpismo que él mismo ha decretado no existir.

Lo hemos visto esta pasada semana, cuando el tribunal supremo ordena borrar las palabras dichas por C. Álvarez de Toledo del diario de sesiones por si acaso algún historiador –“delincuente revisionista”- tiene la osadía de buscar la verdad filial-terrorista de sus señorías fuera de los cauces que marca el ministerio único de lo que se debe creer. Es decir, de la propaganda.

Una propaganda que ya es la única fuente admitida como veraz para su historia que “no es magia, sino que son tus impuestos” generosamente vertidos en los medios contratados como servicio público para crear, gestionar y administrar la patraña profesionalizada que estamos obligados a engullir, so pena de señalamiento social.

Toledo es un caso paradigmático y extremo de esa industriosa cosmética propagandística que ha reemplazado, al menos en las últimas legislaturas, a la actividad política entendida como la acción efectiva, racional y técnica para mejorar la situación y solucionar los problemas de una ciudad.

En Toledo, abandonado al capricho de ineptos, hace mucho que no se habla de lo que de veras importa y muy pocos se preguntan por qué no hay empleo, por qué su crecimiento es inverso, por qué no tiene apenas industria, por qué es una de las ciudades peor ordenadas, más atomizadas, invertebradas e inconexas de España, por qué su centro histórico, a pesar de las declaraciones universales, es un caótico conglomerado de despropósitos, de ruinas, basuras, plagas y artificios cutrelux.

Hay cientos de porqués escondidos, tapados como guijarros bajo los cienos, las aguas parduzcas y los espumarajos del Tajo, a cuya ribera, en el cigarral del Santo Ángel Custodio (Dios lo perdone), SNCHZ acudió esta misma semana a sacudirnos más escarnio y falsedades, junto a la Madonna que, loca tal que Juana encandilada, abreva en su cáliz.

Fue una cencerrada convenientemente blindada para que el “héroe” que cabalga traiciones sobre pegasus, no fuese increpado ni pitado, como suele suceder.  

Si fuese esta una sociedad no embobecida, no se hubiesen atrevido a posar en Toledo para una foto infame en la que objetivamente están retratados, junto a ambos, todos aquellos aborrecibles que han prosperado mientras Toledo sucumbe.

Tras SNCHZ y TLN están Otegui, Junqueras, Muhamedes y Titos Berni, las mafias criminales peronistas, bolivarianas o indigenistas, los agresores sexuales, las hordas androfóbicas e infanticidas, los kaleborrokos, okupas y toda suerte de corruptos y delincuentes…

Ella, sin su propaganda sería vaca sin cencerro, porque tiene sus vergüenzas y ropa interior tan pringada de chapapote como la de su amadísimo jefe, aunque la inmundicia quede oculta bajo una fachada profusamente retocada no con magia, sino con la cirugía plástica y mediática pagada al precio de empobrecer a la ciudad.