EN MAYO BURGOS TRAE FLORES

F. Garrido • 13 de abril de 2023

EN MAYO BURGOS TRAE FLORES


© Fernando Garrido, 13, IV, 2023


No será esta sino al menos la penúltima ocasión -me temo- que digo en voz alta (escribir es una manera de alzar la voz) que es una delicia el Espolón tal como es y para disfrutarse según fue proyectado, por mucho que los alcaldes de la ciudad se empeñen en cambiarlo de género, o sea, degenerarlo.

No me equivoco y digo bien que este lugar de Burgos es un magnífico paseo. Un paseo, así se llama, así se creó, así se emplea, así lo nombramos, así lo usamos y también así viene reflejado en el callejero de la ciudad desde hace doscientos años.

Pero la mala hora de los tifus progresistas, populistas y reformistas ha llegado para él. Es la era del transformismo humano y urbano por el cual cada vez más a menudo resulta travestido e invadido el Espolón por tenderetes de feriantes y mercaderes con toda su aparatosa toldería, gangos, mercancías y mobiliario.

Para mayo entre los días 12 y 14, porque así lo ha decidido la alcaldía, serán los floristas con su “Fiesta de las Flores” los obligados a usurpar el paseo del Espolón, hurtándolo para la natural y saludable costumbre ciudadana de pasear, contemplar o sentarse tranquilamente a disfrutar de los aires primaverales o de lo que se quiera.

Haciendo memoria, la llamada “Fiesta de las Flores” fue pensada (hace ahora diez años) entre otras razones dadas para “poner en valor la plaza Huerto del Rey”, según quedó escrito en los diarios.

Y qué mejor sitio que esa plaza para ello, por estar además dedicada y presidida por una fontana monumento a diosa Flora, por lo cual recibe esta plaza su alternativo y popular nombre.

Sería perogrullesco descubrir ahora que precisamente son las plazas lugares tradicionales de mercado y que su espacio responde perfectamente, entre otras, a esa necesidad.

Entonces ¿por qué se marchan las flores de este lugar, otrora apropiadísimo, al poco o nada funcional trazado, para ese menester, de un paseo? Por qué al Espolón.

Pues aparte de la incultura e incompetencia urbanística del equipo municipal, en esto ha primado su inmensa y fluida cobardía.

El motivo no por que se haya dicho claro deja de ser espurio, vergonzante e incluso prevaricador o delictivo. Pero les da igual.

Porque según han declarado sin ruborizarse el fin es “evitar los problemas que se produjeron el año pasado debido a que los hosteleros tuvieron que retirar todas las terrazas para la celebración del evento comercial”. Toma ya.

O sea, se traslada para salvaguardar y proteger el interés particularísimo de los bares y locales que allí explotan de manera escandalosamente abusiva el suelo público de todos.

Esto es, para que no les monten el numerito del año pasado claudican aceptando la extorsión y el chantaje. No me digan que no es superlativo el grado de desfachatez de unos y otros.



Basta dar un somero vistazo a la Flora para lamentar el estado de degradación causado por el caótico y disparatado amontonamiento, despliegue y almacenaje, de todo tipo de mobiliario terracero, a lo que se suma el vandalismo, la suciedad, el tumulto y altercados nocturnos alrededor de una actividad que se ejerce de manera salvaje, irresponsable e incontrolada.


Todo ha llevado a esta noble plaza, otrora huerta para el recreo de reyes, a lucir un aspecto verdaderamente suburbial en pleno centro histórico de Burgos, a escasos metros de la Catedral.

Es, sin paliativos, una vergüenza. A pesar de todo, los causantes (consentidos) del desvarío, cuentan con todo el apoyo incondicional de los actuales (i)responsables de velar sin embargo por el interés general y el decoro urbano.


El Espolón será pues otra vez la víctima sacrificial ofrecida por un alcalde rehén, réplica provinciana con carita de primera comunión del lacayo de sultanes, mayordomo de dementes, correligionario de diputeros, plagiador de doctorados, ese insomne imaginario atrincherado en Moncloa. El mismo al que ayer quinientos ciudadanos decentes en la Plaza de San Juan le gritaron “que te vote Chapote”.



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