TRES COSAS HAY EN LA VIDA...
TRES COSAS HAY EN LA VIDA...
© Fernando Garrido, 30, XI, 2025
Resulta difícil explicarse la cada vez más temprana exaltación navideña en este clima político y social donde la religión suele ser apartada de los calendarios de celebraciones oficiales. Así, hoy la tradición y la moral cristiana son remplazadas por paganos sucedáneos sincréticos new ages y wokes, que llenan a los gentiles el cerebro de aves canoras estreñidas y laurean cabezas con diademas de cuernos a imitación de renos lapones.
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El insultante despliegue de luces verbeneras transforma hoy a las ciudades en una suerte de frenético night club callejero, que alterna sus más bizarras variedades y propuestas lúdico festivas con el halloween y el black friday, como exitosas fórmulas cómico económicas del bienestar proyectado hacia el peor vivir.

Esta desaforada, precoz y falsa Navidad, forzada a iniciarse en noviembre, en su deriva pronto será inaugurada de urgencia en octubre o septiembre. Aunque ya mucho antes la lotería del 22 de diciembre comienza a desplegar su estafa psicológica en los tórridos agostos. Y ahora, en el presente mes, se estrena el célebre spot publicitario que lanza su típico y sentimental relato, donde el décimo es la coruscante estrella capaz de obrar milagros en las conciencias sencillas y no menos supersticiosas. De esa forma meliflua y melodramática es como el Estado Lotero embauca en la quínola a quienes pagamos cada día más por menos.

Dicen los sociólogos, y es verdad, que cuanto peor es la situación económica, el pueblo más entrega lo poco que tiene fiado al azar. Es un todo o nada, porque total qué más da...
Así que este año un servidor ha decidido que no va a participar del engaño. Lo que gastaba en estampitas de Loterías y Apuestas del Estado –que, la verdad, no era mucho - lo pondrá lejos de las fauces del Minotauro devorador y de sus simbióticos cuervos carroñeros.

Quizás, en cambio, lo invertiría en Bitcoin, que es lo que más jode porque escapa al control del guardián. Creo que será una magnífica idea. Si hubiese hecho tal durante los últimos 10 años, ahora dispondría de un considerable pellizquito, que es como de común se dice cuando rascamos alguna cosa más allá de una pedrea o un triste reintegro del Gordo.

En cualquier caso, seguro que me liberaré de sufrir esa frustración o síndrome del necio de las horas después de la rifa, cuando uno descubre que ha tenido que perder no se sabe cuántos euros, sólo para alegrarse de la relativa buena salud biológica que ya antes tenía sin gastarse ni un duro. Por eso algunos aviesos e impenitentes perdedores llaman al 22 D, el Día de la Salú, que me lleva y me trae el recuerdo de aquella canción:
“Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor; el que tenga estas tres cosas, que le dé gracias a Dios; pues, con ellas uno vive libre de preocupación; por eso pido que aprendan el refrán de esta canción…, el que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide; la salud y la platita, que no la tire, que no la tire”.
BOLA EXTRA









