COMO AIRE, TRANSPARENTE
© Fernando Garrido, 4, XII, 2023
“Un gobierno transparente”, no, no, qué dicen… es el mejor gobierno y más cristalino jamás habido. Un día la historia no escribirá sobre otra cosa.
Hoy, de momento, nos lo recuerdan en el televisor, en informativos y tertulias a cada hora. En Europa y en el Mundo ya lo copian y bendicen. También los santos y el romano Pontífice se pliegan ante el extraordinario prodigio español, a pesar de la deslealtad de una extrema derechona ultra negacionista, enferma de machismo y odio multifóbico, que miente, tergiversa, se opone y se manifiesta violenta, porque no soporta reconocer la legitimidad de un excelente gobierno que trae avances inusitados a la sociedad. Que fue elegido, tras una campaña electoral limpia, sin tapujos, aclamado por la soberanía popular y mayoritaria que deseaba, todos a una, la continuidad de un presidente galán, sincero, diáfano y honesto, que es vitoreado allá donde va y que, bien a su pesar, se ha sacrificado personalmente en nombre del interés general de España entera.
Y dentro de muy poco, la nación se verá encantada de haberse conocido como nunca antes. Habrá tanta concordia y sana convivencia que no podremos aguantar la orgásmica conjunción de mestizaje en el reconocimiento a los pueblos y naciones peninsulares que tan atrozmente fueron antaño colonizadas, oprimidas y hasta ahora perseguidas.
Y así, el ser español, liberado al fin de su secular y retrograda servidumbre al franquismo y a la monarquía constitucional, estallará de júbilo y gozará de prosperidad para atar perros con longanizas de Jabugo.
Aunque pueda parecerlo, nada de esto anterior es sarcasmo ni ironía.
Es sólo un modestísimo epítome del relato escrito en algún lugar del extranjero, por negociadores -a los que nadie ha elegido- y delincuentes corruptos, prófugos y convictos.
Es el agumentario infame que nos repiten después, una y mil veces, desde las portavocías gubernamentales. Aprendido y traducido posteriormente al lexatín mediático, para el sosiego de almas cándidas que se descuernan cada vez que van al supermercado, encienden la calefacción, que pagan impuestos o multas por quintuplicado obligados por las consignas mágicas, exclusivas, sostenibles y asimétricas del ecologismo para millonarios, en un estado del bienestar basado en el subsidio y la exaltación del no tener nada y ser feliz (pobreza) con un déficit infinito y un endeudamiento de rascacielos.
Y es que tal vez, como dijo un sabio que conozco, ser infeliz nunca salió tan tremendamente caro.
Pero admitamos, aun a regañadientes, que sólo más transparente que SNCHZ lo son los dioses y el aire: oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida, ni color. Recordemos aquella original canción de Mecano:
“Una noche de resaca, al tratar de despertar, noté que por el ombligo me empezaba a desinflar. Que mi cuerpo se arrugaba como un papel vegetal (…) Aire, soñé por un momento que era aire, aire volador (…) Me escapé por la ventana y en picado me lancé, pero tuve mala suerte y cuando iba a remontar, me volví otra vez humano… No faltéis al funeral”.
BOLA EXTRA