CORREOS, SUFRAGIO IMPERATIVO
© Fernando Garrido, 14, VII, 2023
La rabiosa erótica política del poder flirtea ahora con anónimos carteros desde que se abrieron las cajas de truenos y especulaciones sobre la motivación estratégica del inesperado adelanto electoral.
Así, el voto por correo está necesariamente implicado en una de esas controversias, dada su imperativa utilidad ante lo intempestivo de la fecha señalada, vacacional para buena parte de conciudadanos, además del calor que seguramente abrasará a España el domingo de comicios.
Se ha dicho, entre otras, que el voto por correo es muy susceptible de ser intervenido, manipulado o comprado.
De esto último se han tenido noticias recentísimas, como por ejemplo el caso destapado en Melilla. Otra de las sospechas expresadas y razonables gira en torno a la dirección del ente postal en manos de SNCHZ a través de un íntimo amigo suyo colocado en la clavija -sin más mérito- al frente de la institución, al tiempo que INDRA, empresa encargada del recuento, está sospechosamente cohabitada por agentes conniventes o adscritos al socialismo.
Por otro lado y añadidura, es conocida la desvergonzada audacia de SNCHZ y los suyos metiendo puñados de votos en Ferraz tras una cortina a fin de evitar su expulsión como secretario general del PSOE, en un memorable comité donde ese partido pudo ponerse a salvo –tan sólo unos meses- de quien ahora lo dejará, en justica y Dios mediante, para el desolladero.
Todo lo dicho induce a dudas razonables, no cabe duda, pero quizás no sean el verdadero quid de lo que podría suceder. Porque, tal y como se está conociendo, Correos tiene serias dificultades para gestionar el aluvión de solicitudes y votos emitidos por esa vía.
Así las cosas, cabe preguntarse qué sucederá si decenas, o cientos de miles de sufragios solicitados o emitidos por correo no son atendidos o no llegan a su destino según lo establecido.
¿Podría darse entonces una impugnación de las elecciones por parte del bloque que se sintiera con ello perjudicado? No se descarte.
Muchas voces autorizadas, incluido los sindicatos, están informando y alertando de la falta de personal e infraestructura necesaria para procesar el voto confiado en diferido.
De suceder así, de ser escandaloso su volumen, la política española entraría en una convulsión de consecuencias imprevisibles y cabe preguntarse de nuevo: qui prodest.
A quién beneficia el tiberio de la confusión sino a aquel que ha hecho de la marrullería, la alteración, el engaño, la traición y la indignidad una forma propia y única de hacer política en beneficio personalísimo, despeñando a las instituciones por los sumideros autocráticos.
Ojalá no quepan dudas tras el recuento electoral y que, a pesar de lo que parece ser un inevitable colapso de Correos, no sea necesario apelar a esa circunstancia para validar el más contundente desalojo del sanchismo-comunismo que, como último servicio al país, quizás quiera provocar una crisis política y una ruptura social que inicie y motive un periodo de caleborroca incendiaria y, de la otra parte, algún tipo disfrazado de torero con una variopinta cuadrilla cañí, ocupando el congreso.
Atentos pues, a correos, no en sustantivo, sino en plural e irónico imperativo verbal.