“NUNCA PREGUNTES POR QUIÉN”

F. Garrido • 5 de julio de 2022

“NUNCA PREGUNTES POR QUIÉN”


© Fernando Garrido, 5, VII, 2022


“¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?”, (John Donne, 1572-1631).


Este domingo escuché las campanas de la Catedral. Doblaban lentas, con esa fatal cadencia del sonido que acompaña a las almas de camino hacia otro lugar.

Sonaron así por media hora o más.

Vinieron entonces los versos de John Donne, a decirme que era estéril pedir al bronce su razón: “nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.


Pero ahora, tras la noticia, “¿quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?”.


“¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?” Ayer lunes, cuatro de julio, un breve en el diario ABC; uno de esos que uno nunca quisiera leer. Pero, “¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?” Una mirada sobre unas líneas que finalmente conectan el lento tañer de las campanas de la Catedral con la tierra y los cielos, que atraviesan un miércoles de ceniza y un domingo de resurrección, que igualan al sonido con el silencio, que transitan de lo material hacia lo eterno.


Un breve -como la vida- en el diario, informaba que don Antonio Cabrera ya no está aquí, mortal, entre nosotros.


Don Antonio Cabrera Delgado y Silveira, nuestro entrañable canónigo y amigo, que siempre lo será, de la santa y primada Catedral de Toledo. Se fue don Antonio. El sábado se fue de repente ese tierno y noble grandullón con porte de arzobispo.

Y a esta hora, escribiendo frente a la Puerta del Reloj, “¿quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?”   

Don Antonio con su imponente presencia procesional, o don Antonio ocupando el púlpito del altar mayor, ejerciendo como maestro de ceremonias con inusitada autoridad y potencia. Don Antonio, doctor de curiosidad infantil por comprender y disfrutar de las cosas sencillas. Don Antonio el que reía con nosotros, cuando, niños, le contábamos que jugábamos a hacer espiritismo engañando con un sedal pegado a una vela para hacerla mover. Don Antonio de tertulia tantas tardes en el claustro de la catedral... Son sólo mil recuerdos entre mil posibles.

Y recientemente, en conexión digital, don Antonio que respondía amable a los artículos que puntualmente le enviaba. El último este mismo viernes. No sospechábamos que el próximo sería en su honor y memoria.


No voy a echar de menos el enviarle artículos, tampoco sus amables respuestas. Descanse usted don Antonio, no se preocupe que seguirá recibiendo, allí donde seguro que ya está, las novedades de mi puño y letra.




Por F. Garrido 16 de noviembre de 2025
LAS PUERTAS DE BURGOS
Por F. Garrido 15 de noviembre de 2025
© Fernando Garrido, 15, XI, 2025 No habíase visto en Burgos tan inquebrantable, ventosa ni unánime exaltación en mucho tiempo. No obstante, hasta ayer, todos mudos como puertas, pero hoy de ellas se hacen lenguas, y claman la virtud de necesidad de ya verlas puestas. Adivina adivinanza ¿qué es?, ¿de qué se trata ?
Por F. Garrido 13 de noviembre de 2025
© Fernando Garrido, 13, XI, 2025 Ganar el relato es lo que importa, el tamaño ya no tanto si se trata de vencer la apatía o la modorra del otro mediante una narración, un cuento, fábula o chiste como ejercicio pedagógico para, por ejemplo, explicar la historia u ofrecer un consejo moral. Nada que objetar si en ello preside la buena fe y el ánimo de esgrimir verdad. Pero lamentablemente este no sea el caso y motivación de ese “ganar el relato” persistente que ahora tanto ocupa y preocupa a la peor clase política habida en el poder, cuyos cuentos son muy otros, muy falsos, delictivos y violentos. Leire, ¿dónde estás?
Por F. Garrido 12 de noviembre de 2025
© Fernando Garrido, 12, XI, 2025 Vivir visceral e ideológicamente de la vivienda es una fórmula más entre las falaces estrategias de quienes crean problemas para arrojárselos en facha a los espectros que inventan, justificando así su violencia multidisciplinar contra la libertad.
Por F. Garrido 9 de noviembre de 2025
Un relato de Fernando Garrido © Fernando Garrido, 2025 Érase aquel un metro cuadrado cuya foto ni precio figuran en Idealista, porque no se anuncia ni está en venta, tampoco en arriendo o alquiler. Es un metro cuadrado público, uno de tantos dibujado en damero de losas y adoquines, no muy distinto a los miles que existen en la ciudad, intercambiables por cualquiera otro, en casi nada diferente en su vulgar apariencia tosca o pulida, conformando un simple y llano metro cuadrado peatonal que nadie mide, perimetra ni precisa escuadrar. Se deambula inconscientemente sobre él, dejándolo atrás con una, dos o tres zancadas que transcurren en apenas un instante vacío sin pena, gloria ni sobresalto, y el metro permanece ahí, inánime, pasivo, inmóvil, recluido en su cuadrícula mineral, enlucida, rugosa o berroqueña, aguardando que el próximo transeúnte lo pise y, sin sentir, lo sobrepase embargado en sus ocios y negocios, o en nada, abstraído el pensamiento entre las espesas nieblas de la conciencia.
Por F. Garrido 3 de noviembre de 2025
© Fernando Garrido, 3, XI, 2025 Cuando una institución local se emplea en lo que no le corresponde, lo normal es que aquello no acabe bien y seamos otros los que nos traguemos el desaguisado.
Por F. Garrido 1 de noviembre de 2025
©Fernando Garrido, 1, XI, 2025 Lo del Instituto Cervantes es cosa seria y virtualmente criminal. A manos de Luis García Montero, poeta menor, achaflanado, imprudente, presuntuoso y redomado comunista, no podía acabar siendo otra cosa que una checa infame, guerra civilista y nigrolegendaria al servicio de la destrucción de todo lo que debiera sin embargo representar.
Por F. Garrido 30 de octubre de 2025
Puede escuchar este artículo haciendo clic abajo 
Por F. Garrido 27 de octubre de 2025
 Puede escuchar este artículo haciendo clic abajo
Por F. Garrido 26 de octubre de 2025
CAFÉ PARNASO Relato epistolar
Más entradas