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Fernando Garrido, 30, X, 2022
Con motivo de los cuarenta años de la victoria en las urnas del partido socialista, ahora resulta que todo el mundo añora, reivindica y hace la ola a la figura de Felipe González.
Una muestra de enajenación colectiva de ¿memoria democrática? que no comparto, ni entiendo, sobre todo en ese segmento de españoles que no lo votaron o no lo habrían votado de haber tenido oportunidad. Me refiero al electorado coherente conservador, tradicionalista o liberal, centrado o menos, entre quienes al parecer no se encuentra FEIJOY, líder extraparlamentario de la oposición tímida al proyecto socialista.
Así es, FEIJOY no hace mucho (primavera de 2022), declaró haber votado en el 82 a González o “Isidoro”, que así lo llamaron en la dulce clandestinidad, supongo que por ser de Sevilla, como nuestro gran obispo hispano-visigodo, santo e intelectual, autor entre otras de las “Etimologías” ¡vaya ocurrencia!.
Pues sí, así de claro lo dijo el cordial Alberto: "Voté a Felipe González, por convicción, y lo volvería a hacer".
Pues digo yo que si fue por convicción y no por equivocación es que el gallego es socialista de pensamiento obra u omisión.
No extrañe entonces que está misma semana haya titubeado entre togas sucias del camino o salvar a Puigdemón de la prisión …
Siempre se agradece en un político que sufra alguna vez un ataque de sinceridad, aunque inmediatamente vuelva en sí para seguir engañando.
Pero aún más grave es el “lo volvería a hacer" -que tanto y tan mal nos suena a algunos- que es un ir más allá de la sinceridad para colocarse directamente en la traición anticipada y preventiva contra sus futuros votantes.
Advertidos quedan…
El caso es que de los años en el gobierno de González “cara choto”- que así lo llamaba mi padre- casi nada fue a satisfacción de quienes abominamos el socialismo…. Digo el casi porque si despejamos la X -así lo llamaban a GNZLZ en la prensa de los 90- en la ecuación: GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) frente a las bandas asesinas ETA y GRAPO, encontramos felizmente una excepción a la regla, ahí sí.
Por lo demás con él llegó la corrupción: Filesa, Malesa, Time-Export, Roldan, Juan Guerra, y “Montesquieu ha muerto”, preparando el camino de los socilistillos que vinieron después a hacerlo bueno a ojos de la derecha líquida y ser considerado fascista para algunos de los propios.
Si Felipe “el hombre que susurraba a los bonsáis” fue malo, ZP “el supervisor de nubes” lo fue peor, y de SNCHZ, “el insomne imaginario”, qué se puede decir sin ensuciar este folio.
Por eso la exaltación de GNZLZ es una cuestión de fatal perspectivismo melancólico.
Porque desgraciadamente con los presidentes constitucionales en España, puede aplicarse la moraleja del clásico que relata el caso de aquel anciano que rezaba implorando larga vida para el tirano que les gobernaba, y siendo preguntado por qué, contestó que él ya tenía muchos años en los que había padecido a varios gobernantes atroces, y siempre el sucesor fue más canalla y peor tirano que el anterior.